Caminar por la calle, subirte al metro, manejar tu coche, y demás cosas que haces en el día a día parecen tan sencillas que, simplemente, las damos por sentadas y no parecen tener especial importancia. Pero, para otras personas estas acciones pueden convertirse en desafíos enormes. Cada banqueta sin rampa, cada puerta estrecha o cada mirada de prejuicio les recuerda que, aunque se ha avanzado, la inclusión aún no es completa.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada seis personas en el mundo vive con algún tipo de discapacidad. ¿Por qué entonces seguimos diseñando un mundo que no es para todas, todos y todes?
¿Por qué importa este día?
El Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra cada 3 de diciembre, no es sólo un recordatorio, sino una oportunidad para alzar la voz. Desde que se proclamó en 1992, este día busca hacernos reflexionar sobre las desigualdades que enfrentan las personas con discapacidad y las acciones necesarias para eliminarlas.
Más allá de las palabras bonitas, este día forma parte de un compromiso global con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en especial el ODS 10: reducir las desigualdades. Esto significa asegurarnos de que cualquier persona, sin importar sus capacidades, tenga acceso a educación, empleo, transporte, salud y espacios públicos sin barreras físicas o sociales.
Barreras que aún no caen
Aunque suene increíble, aún en 2024 muchas personas con discapacidad aún se enfrentan a:
- Barreras físicas: No hay suficientes rampas, elevadores o transporte accesible. Y ni hablemos de escuelas, hospitales o trabajos que no están adaptados.
- Barreras sociales: Hay prejuicios que limitan más que cualquier discapacidad. Algunas personas todavía ven a quienes tienen una discapacidad como “menos capaces” o “diferentes”.
- Barreras económicas: La falta de oportunidades laborales y educativas hace que la mayoría viva en condiciones de pobreza o exclusión.
Por ejemplo, ¿sabías que las personas con discapacidad tienen menos probabilidades de conseguir empleo y más probabilidades de ser discriminadas en el trabajo? Y no es sólo una cuestión de actitud: también faltan políticas públicas que impulsen la inclusión laboral y educativa.
En México, de acuerdo con datos del INEGI, 6.8% de la población tiene alguna discapacidad, es decir, 8.9 millones de personas.
Diversidad funcional: una nueva forma de ver la discapacidad
En los últimos años, el término “discapacidad” ha empezado a evolucionar hacia algo más positivo: diversidad funcional. Este término se enfoca en las capacidades y potencialidades de cada persona, en lugar de resaltar lo que no pueden hacer.
Pensar en diversidad funcional nos ayuda a entender que todas y todos tenemos formas diferentes de interactuar con el mundo, y eso es lo que nos hace únicos. Cambiar el lenguaje es un pequeño paso, pero poderoso, para cambiar la forma en la que vemos e incluimos a las personas con discapacidad en la sociedad.
¿Qué puedes hacer tú?
La inclusión no depende únicamente de las leyes o las grandes organizaciones; empieza contigo. Puedes hacer la diferencia poniendo en práctica alguna de estas acciones:
- Rompe prejuicios: Aprende más sobre las personas con diversidad funcional y su realidad.
- Alza la voz: Exige que las calles, escuelas y oficinas sean espacios accesibles para todos.
- Sé un aliado: Apoya proyectos y movimientos que impulsen la inclusión.
Este 3 de diciembre, más que una fecha en el calendario, es un recordatorio de que un mundo accesible es un mundo para todas y todos. ¿Y tú, qué harás hoy para construir una sociedad más inclusiva?
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