¿Te imaginas que te recluten para el narco mientras estás en clase? Pues eso es justo lo que está pasando en algunas universidades mexicanas, según The New York Times. El Cártel de Sinaloa ha encontrado su nuevo campo de cacería: facultades de química. ¿Por qué? Para producir fentanilo más potente y dejar de depender de precursores chinos.
¿Cómo enganchan a los estudiantes?
Los reclutadores del cártel no llegan con sombreros de vaquero ni cadenas de oro; van de incógnito, como conserjes o usando conexiones familiares. Buscan a estudiantes sobresalientes en química y les hacen ofertas que suenan demasiado buenas para ser verdad: sueldos mucho mayores que el promedio de un químico en México, e incluso un bono inicial de $1,000 dólares solo por decir “sí”.
Un estudiante contó que lo abordaron directo en su universidad con un: “Eres bueno en lo que haces. ¿Te interesa?”. Aunque dudó, aceptó porque necesitaba pagar el tratamiento de cáncer de su papá.
Laboratorios clandestinos
Nada de batas blancas y laboratorios brillantes. Los estudiantes son llevados a instalaciones ocultas en montañas, donde trabajar es como jugar a la ruleta rusa.
Si los experimentos fallan o no hay resultados, la amenaza es simple: su vida está en juego. Un joven relató que terminó en un laboratorio de “investigación y desarrollo,” básicamente tratando de crear nuevas fórmulas para sintetizar químicos desde cero. “Nos dicen: ‘Aquí están los materiales. Haz que funcione’”, contó.
Cuando la pobreza pesa más
El dinero y la desesperación son el anzuelo. Muchos aceptan porque no ven otra salida. El narco se aprovecha de eso y les promete casas, autos y hasta pagar colegiaturas para quienes demuestren ser los mejores. Un reclutador resumió su estrategia: “Somos como una empresa. Invertimos en talento”.
¿Por qué tanto interés en el fentanilo?
El objetivo del cártel es ser totalmente independiente en la producción de esta droga. Si logran sintetizar precursores químicos en México, tendrán control absoluto y podrán hacer el fentanilo más potente. Más potencia = más adicción = más negocio.
Este oscuro reclutamiento no sólo acelera la crisis del fentanilo, también expone cómo los cárteles están evolucionando, convirtiéndose en corporaciones científicas del crimen. Jóvenes con talento y sueños son absorbidos por un sistema que promete dinero rápido, pero que podría costarles la vida.
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