Que no es fiesta, es reunión privada, bueno, “evento diplomático”. Así justificó Martín Alonso Borrego Llorente, exfuncionario de la Semarnat (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales), el uso del Museo Nacional de Arte (Munal) para lo que parece haber sido su boda encubierta con Ionut Valcu, miembro de la embajada de Rumanía en México. Pero claro, según él, no hubo marcha nupcial ni pastel de bodas, sino un elegante cóctel para celebrar las relaciones entre México y Rumania. Apoco no suena sospechoso.
¿Qué pasó?
De que se celebraron las relaciones entre México y Rumania, pues sí, pero de que haya sido un evento diplomático, pues no. Resulta que el periodista Claudio Ochoa Huerta sacó a luz que el 4 de octubre, el Munal “albergó” lo que supuestamente era una celebración diplomática por el 89 aniversario de las relaciones entre México y Rumania. Todo bien hasta ahí.
Peeero, luego sacó videos y fotos donde la cosa parecía más bien una boda: arreglos florales, bocadillos, cocteles, misa y hasta un brindis romántico. Medio raro su evento diplomático eh. En las imágenes hasta se ve a Borrego con su esposo, Ionut Valcu, luciendo muy felices y hasta enseñando anillos en una foto grupal. ¿Coincidencia? Muchas personas creen que no.
Según Ochoa, Borrego pidió usar el Salón de Recepciones del Munal con el pretexto de un “acto diplomático”. Según un documento oficial del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), se aprobó la solicitud por tratarse de un evento formal entre ambos países. Y bueno, que en el evento hubieran felicitaciones por la boda, no suena muy diplomático que digamos.
La versión de Martín Borrego
Borrego, obviamente, negó que fuera una boda. Dijo que él y Valcu ya estaban casados desde un mes antes y que el evento en el Munal fue estrictamente diplomático, organizado por la Embajada de Rumania y pagado con recursos privados.
Sin embargo, reconoció que la regó al usar su correo institucional para pedir el espacio, lo cual no está nada bien si eres funcionario público. Por este motivo, renunció a su cargo en la Semarnat, donde trabajaba tras haber dejado la SRE, aunque hasta el último minuto siguió alegando que todo se hizo conforme a los protocolos del Munal.
¿Y las autoridades?
La Secretaría de Relaciones Exteriores abrió una investigación para ver si hubo mal uso de las instalaciones públicas, pero ojo que dicen que había gente de ahí en la boda, por lo que no suena tan creíble que no supieran a qué iban. Por su parte, el INBAL se defendió diciendo que aprobó el evento porque parecía un acto diplomático como cualquier otro.
¿Por qué es importante este caso?
Este caso va más allá de la anécdota. El Munal es un espacio cultural público, dedicado al arte y la historia de México, no un salón de fiestas para eventos personales. El hecho de que un funcionario (bueno, ahora exfuncionario) haya usado su influencia para obtener acceso a este recinto histórico genera preguntas sobre el abuso de poder y el manejo de los recursos y espacios públicos.
En un país donde el acceso a la cultura sigue siendo limitado para muchas personas, resulta indignante que un espacio de esta magnitud pueda ser usado de manera cuestionable.
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